sábado, 20 de febrero de 2010

Personajes: el Esloveno



El esloveno, ese gran desconocido... No, esto no es un compendio de características que definen a los muchachos de Eslovenia, es tan solo una anécdota que me ocurrió hace un par de años, cuando trabajaba en el Hotel "Emperador".


Pues bien, la tarde discurría tranquila, lo que no auguraba grandes sobresaltos, aunque en el Hotel "Emperador" los sobresaltos no avisaban ni llamaban a la puerta, pero uno siempre tenía la fe de que ya hubieran pasado por el hotel en el turno anterior o lo hicieran en el turno próximo.
En algún pensamiento andaría inmerso cuando, oh milagro, un cliente con mochila dio con sus huesos a parar en el hotel. Deduje por su cabellera rubia que de Lepe no era, aunque también influyó ligeramente sus ojos azules y que no hablara español; cuando me entregó el pasaporte sentí orgullo de mi fabulosa habilidad para las deducciones. Era esloveno, sorprendente, ¿verdad? Seguro que no lo esperabais...
Bueno, la cosa empezó a fallar desde el principio. Por no tener a los clientes esperando en la recepción mientras relleno la ficha con sus datos personales, solía proponerles que subieran a su habitación y recogieran más tarde su documento de identidad. El esloveno, algo desconfiado, me dijo misteriosamente que prefería esperar. No iba a ser yo el que le metiera prisa en una tarde tan aburrida...
Cuando acabé me arrebató prácticamente el pasaporte de las manos y subió con su tesoro y su mochila a la habitación en cuestión, dejándola pagada. "Pa' desconfiao, er menda". Volví a mis quehaceres: cafelito en el bar de enfrente, un poquito de Messenger, Marca.com para seguir los resultados de la jornada...

 
Pasó un rato, media hora o tres cuartos, ya estaba casi convencido de que los sobresaltos se habían quedado calentitos en casa, cuando el esloveno bajó corriendo por las escaleras visiblemente alterado. Vamos, todo lo alterado que puede parecer un chaval con la expresividad de un saco de castañas. "Mierda, otra vez se ha atascado el WC", pensé yo para mis adentros. Sin embargo parecía peor, al esloveno le faltó saltar la recepción y zarandearme. Me dejó sin palabras cuando me preguntó en inglés, con todo el dramatismo que podais imaginar: ¿PUEDES DECIRME PORQUE ESTÁN INTENTANDO CAZARME? y....


 



... se marchó....
Y ahora.. ¡¡¡¿PODEIS DECIRME QUÉ COÑO LE PASABA A ESE TIO?!!! O sea, él viene, me paga la habitación, la disfruta durante 30 minutos y se pira sin pagar porque, señoras y señores, parece que le persiguen. Supongo que lo cazarían al salir, porque no vino nadie preguntando por él. 
Pobretico, podría haber pedido ayuda a Recepcionistaman para que combatiese a los malhechores que lo atormentaban. O a unas malas prepararle una infusión.

Aquí termina la anécdota del esloveno, desde aquello aprendí que los sobresaltos no avisan cuando llegan, pero tampoco cuando se van. Sobre todo si los persiguen.




4 comentarios:

Evitis7 dijo...

Jajaja ios me encanta ésa anécdota, no me extraña que haya sido la primera xD
pero la verdad es que la primera vez que oí la historia me dio un mal rollo... anda que a ti, Álex, imagino xDDD

Anónimo dijo...

jajaja que bueno el tio!!!! esta muuuy bien este blog, lo visitaremos mas a menudo jajajajaja

Silvita dijo...

No está mal pequeño (L)
jaja
te seguire leyendoo

Belen dijo...

Jajaja como no, habia que empezar con el esloveno xDDDD